Santísima Virgen de la Paz

A finales de la década de 1950, la Hermandad incrementó sus advocaciones con la Virgen de la Paz y Misericordia, sacando en procesión durante varios años desde la Parroquia de la Misericordia, en la noche del Domingo de Ramos, a la Santa Mujer Verónica caracterizada como Dolorosa y sosteniendo la efigie de una paloma entre sus manos. Una práctica poco ortodoxa que se extendió pocos años.

 

Un segundo intento de recuperar esta advocación, tuvo lugar en los años 80, cuando se procesionó en una ocasión una Dolorosa que era una copia muy exacta de la Esperanza Macarena sevillana propiedad de los Misioneros de la Esperanza, aunque tampoco terminó de cuajar. La Hermandad mantuvo dicha advocación en sus títulos a la espera de poder hallar una Imagen defintiva que la encarnara.

 

No es hasta junio del año 2007, cuando la familia de D. Luís Martínez Sánchez dona a la Hermandad una Imagen firmada en 1861 por el imaginero Juan Ferrándiz Guitaví que permanecía al culto en su capilla de la Finca Les Palmeretes y que anteriormente había pertenecido al Sr. Salvetti, Cónsul italiano en nuestra ciudad.

 

La Hermandad, dada la profunda relación de esta familia con el colegio Inmaculada Jesuitas, resolvió concederle a esta talla el título de Santísima Virgen de la Paz y que fuera portada por los alumnos de bachiller recuperando así la perdida advocación. Tuvo su primera salida procesional el Domingo de Ramos del año 2009.

 

La Virgen, que permanece expuesta al culto todo el año en la Basílica de Santa María, en la primera capilla lateral del lado izquierdo de la nave, ofrece un semblante triste pero sereno y procesiona en un sencillo paso de madera tallada con ciertos adornos de orfebrería. Es muy característica y peculiar en toda la Semana Santa por vestir de blanco, el color de la paz, haciendo gala a su nombre. 

 

La Imagen fue restaurada en el año 1947 por el escultor D. Juan Martínez Fausta, "El Santero". Por última vez fue intervenida en el año 2019 por la restauradora Dña. Teresa González Ortiz, quien corrigió algunos defectos de la talla y le imprimió una imagen más dulce a petición de la Hermandad.