Aunque se creía perdido en los incendios de la quema de conventos de 1931, la Imagen original del Cristo fue encontrada a la venta en una chamarilería entre infinidad de trastos viejos, y es que una familia pudiente lo rescató y lo mantuvo oculto durante la guerra hasta que lo tuvieron que poner a la venta por su difícil situación económica. Se trata de una escultura valiosísima del siglo XVIII sobre cuya autoría los expertos no terminan de pronunciarse.
El Señor aparece sentado y tiende la mano a la Samaritana que le mira portando un cántaro de agua. La talla es “de vestir”, por lo que en lugar de tener tallados en la madera los ropajes, luce túnica y saya confeccionadas y bordadas de gran valor, además de un juego de potencias chapadas en oro.
En la actualidad es portado a hombros de 50 costaleros, con sus relevos, que son antiguos alumnos del colegio Inmaculada Jesuitas.