Exaltación de la Coronación Canónica de la Virgen de los Dolores

D. Fernando Candela Martínez

Capataz del Paso de Palio de Ntra. Sra. de los Dolores Coronada y  San Juan de la Palma

Señora, con tu venia;

Espero que te guste.

 

La primera luz que vemos al nacer son los ojos de una Madre. Me dijiste la mejor forma de quererme es dejarme que te quiera. De tu mano partí a ver un mar que estrenaba azules, y me besaste en la frente para que la brisa me durmiera. Y así, acunado en tus brazos, pasarán una a una las horas y se agotará poco a poco la espera, hasta que llegue el día en que seas coronada, que a veces no quisiéramos que llegara,  para que no se fuera. Vivamos, pues, los ocho días que restan, como niños en el amanecer de una noche de reyes  con el corazón galopando a rienda suelta. Por eso estoy aquí para pregonar que llegará la hora y entonces seremos felices solo con verla, con un pie sobre las nubes, y la gloria coronando su realeza.

 

Madre. ¡Sobre la palabra Madre se puede edificar la eternidad, como no un pregón!

 

Voy a robarle tres líneas a la Virgen para hablaros de la que fue mi madre en la tierra. Se llamaba Conchita y lo que más le gustaba era sentarse en el mirador a ver la vida pasar, ah! y tomarse todos los días un vasito de anís paloma antes de comer. No era cariñosa al uso, ni le gustaban los halagos, ni que se le hicieran fiestas. Era lista y menuda y pequeña. Cuando quería ponerla en un aprieto, ya ella muy mayor, la cogía en brazos como si fuese una niña y aunque se resistía y se ponía muy tiesa, en el fondo se le reían los huesos. Sabía lo que le gustaba aunque jamás me lo dijera.

 

Os lo cuento y recuerdo el día en el que fuimos Pedro, Alfredo, Don Manuel y yo  a escuchar de boca de D. Jesus que el Obispado aprobaba y apoyaba la Coronación Canónica de Nuestra Señora, y hablándonos de que Ella querría que fuera de caridad su corona, nos dijo: Tened en cuenta que La Virgen de los Dolores ha de ser  coronada, no como a nosotros nos gustaría, sino como le gustaría a Ella".

 

Por eso lo primero que hice fue ese mismo día venir a verla, para ver que quería que le dijera y a contarle que iba a ser su pregonero. Me miró maternal y me dijo:

         -¿Otra vez?

         -Pues sí, otra vez y las que hagan falta, que hablar de Ti es para mi, lo más grande de esta tierra;  y si ya lo hago por donde voy, puedo hacerlo las veces que sean, ¡que no hay nada más bonito que decirle a una madre: primor de los pies a la cabeza!

         -No te pases - me respondió - que viene gente de fuera

         -Pues bien que lo siento Señora, pero se van a hartar de oírme decirte ¡santa, guapa y buena!

         -Se lo mucho que me queréis... aunque no hace falta que todo el mundo lo sepa

         -Es tu día Virgen mía, espero que no me lo tengan en cuenta.

Y conociéndome como me conoce, concluyó: 

         -Te digo lo mismo que en Nazaret le dijera, cuando vino a verme el Angel: ¡Di lo que te pida el alma y que sea lo que Dios quiera!.

 

La Coronación Canónica debe aprovecharse para reflexionar sobre el amor, para meditar sobre la maternal presencia de María en nuestras vidas, eso sí, todo ello dicho con aires de piropo, con un mucho de arrobo y un más aún de sentimiento, con palabras que le hagan entender a vuestros corazones, el por qué de cada beso. Además con la Virgen de los Dolores aquí delante, con el manto heráldico que le bordara Don Tomás a la Verónica y que lleva de nuestra provincia el escudo de cada pueblo, se me hace mucho más sencillo el cortejo y que sintáis, con solo mirarla, la  veneración que yo siento. Me paro a mirarla y espontáneas se van sinceras cosiendo, las cuatro benditas letras que tiene la palabra beso.

 

¡Virgen de los Dolores que guapa eres!

incluso eres distinta a todas en tu belleza

cuando ruborosa bajas la mirada

ladeando dulcemente la cabeza

para que San Juan no te cuente en el palio

los detalles de tu pena

 

¡Virgen de los Dolores que guapa eres!

incluso eres distinta a todas en tu belleza

con ese adolescente dolor de niña

que hinca de rodillas a quien se acerca

 

¡Virgen de los Dolores qué guapa eres!

incluso eres distinta a todas en tu belleza

No encuentro silabas

para hacer una palabra

Ni palabras para un verso

Ni versos para un poema

que abran las puertas del alma

como cuando me asomo a tu tristeza”

 

Si os fijáis, de tan sencilla que es, viéndola parece, cuando agacha levemente la cabeza, que el que yo la piropee tanto le da un poquito de vergüenza.

 

Virgen de los Dolores,  tu no eres una madona del Renacimiento, ni una flor gitana con zarcillos y embrujo de luna llena, eres una bella y frágil criatura a la que el dolor no le permite alzar apenas la mirada. Eso sí muy española, una dolorosa, muy, muy española, de las que proclaman, presumen y se vanaglorian de serlo.

 

Y hablando de requiebros, te digo a ti, lo que le dijo hace unos años, en su pregón, el gran Antonio García Barbeito a la Macarena:

 

         “Yo no digo que Ella tenga lo que ninguna otra tiene

         que aunque el mundo le sostenga pulso de gloria,

          ella calla.

         Digo que aunque no lo ensaya

         La Gloria le viene al pelo

         Digo que se prueba un Cielo y siempre es de su talla”

 

 

Por eso,¡qué quieres Virgen de los Dolores que yo haga para reprimir mis versos, si no se mirarte de otro modo, ni sentirte más cerca, ni  más dentro! ¡Si cuando a tus plantas vengo, a mirarme en tu mirada, mi amor ya no tiene remedio! ¡Que quieres Señora que yo haga, si los ángeles en la Gloria, en su celestial revuelo, me cuentan que tu belleza, es un regalo del Cielo!

 

Tú que vivías una vida normal como la de cualquier mujer de tu tiempo, como la de cualquiera de vosotras, como la de cualquier madre, lidiando cada día con los problemas domésticos, compartiendo con su esposo, en el hogar, los malos y los ratos buenos. Bregando con tu hijo como cuando con doce años se te perdió en el templo. Te imagino incluso presumida mirándote en el espejo, ahora me quito un manto y ahora me pongo otro, dime José,  si me sienta mejor la toca o el velo, me pongo el de raso o el de tisú, preguntándote coqueta si te hacías el rostrillo trianero o macareno. ¡Siempre se supo guapa, cuando llegara el momento! cuando la vistiera Lope o  la arreglara Pedro, cuando estrenara su saya, la saya de Pepe Espadero.

 

Ilustrísimo Párroco de la Basílica de Santa María querido Don Manuel, aquí me tienes rezándole un día más a la Virgen.

 

Ilustres padrinos de la Coronación Canónica de Nuestra Señora, Excma. Diputación Provincial en la persona de su Vicepresidente, gran amigo, incondicional de la Virgen en su estación de penitencia,  D. Carlos Castillo, amigo Carlos, estas hermandades son tu casa y me consta que lo sabes y en tu casa quiero que te sientas. Gracias por el cariño que nos demuestras.

 

Insigne, querida y tan nuestra  familia Bravo Madrona,  no hay mejor discurso que la caridad en la que vuestra familia es maestra, la generosidad que no es otra cosa que amor, en vuestro caso amor correspondido. Querida Dorita, Querido Antonio la Virgen os quiere aquí y siempre junto a Ella, ni por nada del mundo hubiera consentido Antonio que no vinieras.

 

Querido Pepe Espadero gracias de nuevo, y ya van unas cuantas. Sabes la admiración que te profeso.

 

Gracias Presidente y miembros de la Junta Mayor de las Hermandades, de esa joya que es la Semana Santa alicantina.

 

Hermanos de Callosa del Segura empezamos a andar juntos, gracias Antonio, gracias Roque, gracias Gabriel.

Hermanos, hermanas, devotos de Nuestra Señora,  fieles todos.

 

(Al presentador) Gracias por lo que me has dicho. No es la Iglesia el mejor sitio para decir mentiras, aunque, como en este caso, sean piadosas... pero gracias por mentir, me he sentido estupendamente escuchándote hablar del pregonero.

 

La otra noche un costalero, conociendo mi pasión por acordarme de todos cuando me subo al estrado penitente, me dijo:  Fernando has hablado de todas las Cofradías, de todos sus Cristos y sus Vírgenes en el Pregón de la Semana Santa de Alicante, de todos  nosotros en el Pregón del Centenario... no te queda nadie de quién hablar y yo le dije:  te equivocas.  ¡Ah, ya sé!, me dijo  esta vez vas a hablar solo de la Virgen de los Dolores. Tampoco es del todo cierto. Esta vez no voy a hablar de la Virgen, voy a hablarle a la Virgen, y mi corazón y yo estamos en ello. 

 

Porque  cada vez que estoy a su lado, vuelvo a creer en lo revolucionario del amor, de  la ternura y del cariño. Vuelvo a creer en lo revolucionario que llega a ser el amor paciente de una Madre, de esa Madre que a esta tierra, envió el cielo.

 

Porque la miro y veo a una Madre alicantina meciendo en sus brazos la primavera, persignando de azul purísima nuestro sueño, cantándonos coplas de mar y nanas de arena y contándonos las historias que el Mediterráneo en la orilla cuenta. Te miro entonces y veo a la calle Villavieja tendiendo a tus pies una estela de adoquines, mientras suenan las campanas en la espadaña del Benacantil. Bendita memoria del Raval, del espigón y de la cuesta, oliendo Virgen de los Dolores a mar tus pies descalzos. Salve alicantina de redes, canastos y velas. Verso suelto de cabos y aparejos, mezcla de devoción, incienso y  brea, con el lápiz de labios del amanecer, pintando de carmín la línea recta, en la comisura del horizonte, cuando la claridad acecha detrás de la puerta. Esa línea en la que acaba un azul, el del  agua, y empieza otro azul, el del cielo, y poco a poco va amaneciendo bordando en las olas nuestra pasión con los rizados pespuntes del viento. Alicante exige, precisa, necesita coronarte para sentir que su alma no ha muerto, para sentirse ciudad eterna, y que en la devoción a María, aún se ve hermosa en el espejo.

 

Gracias a ti Dolorosa, la Ciudad presiente su alegría cuando por fin se te corone en este sueño de piedra que es la Basílica de Santa María, filigrana que este pueblo conserva, no como un fósil varado en una plaza, sino viva y eternamente nuestra. La devoción a María. El Alicante de las esencias. Como una delicada veta de agua que se nos escapa entre los dedos y que tratamos, cerrando las manos, de contenerla. Cuando oigo hablar de la memoria histórica, espero oír hablar de la devoción a María Santísima que ya en 1248 siguiera, Alfonso X el Sabio cuando entró en la Villavieja, purificó la mezquita y para complacer a su esposa Doña Violante y seguir así la tradición aragonesa, la consagrara a la Asunción.

No hay  memoria histórica más cierta, que la devoción a María, y a los que no me crean, les digo: Pasen y vean.

 

Desde entonces esta Basílica de Santa María siempre ha sido bautizada por este pueblo con preciosas referencias, Iglesia de la Madonna d’Alacant, Santa María del Mar, Santa María de la Asunción del Mar.

 

CARIDAD

 

Y en el amor a María florece la caridad, en ese dar que es darse,  la Virgen de los Dolores es ejemplo, por eso quiso que fuera de caridad su corona.  La caridad, la cruz, el amor, la resurrección, la salvación son palabras de un mismo verso.

 

MARTES SANTO.

 

Pero no podría pregonar la coronación de Nuestra Señora de los Dolores sin hablaros de su día, sin hablar del Martes Santo, sin hablar de los hijos que la acompañan, de los corazones que le rezan, de las calles que se tienden, de las flores que revientan, de la música y el luto, del incienso que matiza en azahar la primavera, paradoja de ese día, en el que por momentos se confunden la alegría con la pena, la plata harta de flores, el compás y la saeta, el oropel y las lágrimas, el puñal y la peineta,  el recogimiento y la fiesta, la luz del tercer día, la victoria, las tinieblas, la salvación una cruz, la muerte la vida eterna.

 

Es martes santo y siempre a tu lado Dolorosa los pulsos de tu cortejo, el cimbreo de las palmas, la bendita estrofa nazarena, centinelas de tus dolores, versos encadenados de capirotes, pespuntes del amor en las aceras, penitentes blancos de San Juan de la Palma, estampa de nuestra bendita y centenaria estación de penitencia.

 

Es martes santo y siempre a tu lado Dolorosa, tus hijas las camareras, que se afanan por mimarte, que van de la ceca a la meca para que no falte de nada, preparándote la fiesta, que Madre no hay más que una. Tú lo sabes y también lo saben ellas, para que todo este preparado, y a la altura de tu realeza, una  pasión a raudales, cariño a manos llenas, por ti las llaves del alma, en su pecho están siempre puestas, que vivir día a día contigo, dentro ha de ir dejando huella. Tírales a cada una un beso, que viven para que seas, de entre todas las más guapa, de entre todas la primera.

 

Es martes santo y siempre a tu lado Dolorosa, tus costaleros. Punto y aparte.

 

Que  suerte  tienes

 de ser tu su costalero

En la gloria de una marcha,

 en el recogido silencio

cuando por fin se levantan

los cuatro zancos del suelo

El corazón por costal

enamorado perpetuo

en las entrañas del palio

De lo trivial y lo eterno

Ser los pies de la Señora

nada más y nada menos

habrá siquiera más arte

que ese andar pinturero

epidermis de las calles

pura magia del trayecto

en el que ni uno solo para

de rezarte ni un momento

y se canta en la Habanera

la Virgen sobre mis sueños

Dando a cada paso el alma

para que se pare el tiempo.

que son las entrañas del palio

el tibio  regazo materno

Late  tu corazón rendido

 no siente el dolor, ni el peso

Amores de La Terreta

nadie quiere distinto cielo

 Las cicatrices son rosas

que morirse es lo de menos.

cuando se lleva a una Madre

sentimiento a sentimiento.

y es que la felicidad está

detrás del respiradero

que no se quiere más gloria

que la del trabajo bien hecho

que  cuando más caen los kilos

 ninguno quiere relevo.

 Letrilla del andar pausado

copla de los hombres buenos

que  por pasión son tus héroes

anónimos y en silencio 

Y no te olvides alicantino

ni tan siquiera un momento

Que fue la Virgen quien te igualó

...para ser su costalero

 

Es su día. Llegó el momento aunque nunca se había ido del todo. Es la hora, sí es la hora, lo sé porque lleva la Virgen puesto el manto de las palomas. Intacta la ternura de la niña a la que pidieron ser Madre. La miro y mi corazón es su casa y mis ojos el camino llano hasta la puerta.

 

Los siete dolores que traspasan tu pecho, esos siete puñales que atraviesan tu hermosura, son siete caminos que nos pone el cielo. Entonces la plaza se cubre con el tul ceniciento de la tarde y se escruta preocupada, sin prisa por velar en negro. Y al recortarse tu paso en la ladera del Benacantil la Cara del Moro despierta y querría asomarse a las alturas y arrancarse a cantarte una saeta,  viendote arriada, trata de abrir inutilmente su boca pétrea, forzando emocionado el perfil de su silueta. Y así año tras año se queda este precioso sueño preso en la piedra .

 

Y la Virgen baja con paso lento,

que alegre cuando se va,

que triste en su regreso,

que una Madre siempre quiere,

estar con sus hijos todo el tiempo.

La Virgen de los Dolores está,

junto a su gente de nuevo.

Como disfruta entre las fachadas

que la arropan en su duelo,

 como le gustan las estrecheces,

los quicios, los recovecos,

 la pátina de las piedras

y el album de sus recuerdos.

El roce de los balcones,

el olor a milagro recién hecho.

 Persignándose las flores,

las luces y sus reflejos. 

El Barrio boquiabierto la mira

y corre a cobijarse en su pañuelo.

Que a gusto se está me dice

cuando la Ciudad sabe a pueblo.

Que no hay a quién le guste más Alicante

que a esta vecina del casco viejo.

 

CIEN AÑOS

 

Y así cien años. Cien años de devoción. Cien maternales años. Le diría a Don Tomás: ¿Ves Tomás, como hay que luchar por los sueños? Tu corona está cincelada por los latidos de aquellos que nos precedieron, cada latido un golpe, el cincel en las manos del orfebre eterno, sigamos los aquí estamos plateando tu corona con idéntica pasión que los que ya no están con nosotros, seguro que lo estarán disfrutando desde el cielo. Ellos allí arriba han escogido las estrellas de tu corona y las han engarzado con mimo cuando no los vemos. Voy a preguntarle a la Virgen, voy  a preguntarle por ellos, me dice que están en buenas manos, eso ya lo sé, le contesto, Te pregunto si siguen siendo de esta cofradía allí en el cielo, ¡Claro hombre, por supuesto! aunque no salen en procesión el martes santo porque no quieren perdérselo, cualquiera les dice en el atardecer de ese día que no se asomen para veros.

 

Nunca se irán del todo, si viven en nuestro recuerdo.

 

Señora cuando los veas en la Gloria o si te cruzas con ellos, diles que no los olvidamos y dales de nuestra parte un beso, que fueron quienes nos enseñaron a quererte, como ahora te queremos.

 

Voy a parar mi pregón un instante para dedicarles, aunque solo sea este momento. Mi silencio va por ellos.

 

 

CORONACIÓN ALICANTINA

 

Y llegará el día que los ángeles te coronen y les habremos de guardar un sitio de privilegio, y será, exactamente como hubieran querido ellos, una Coronación alicantina. …. Estamos en Alicante, que será en ocho días la sucursal del cielo.

 

Por eso Tu corona debe llevar cantueso, tomillo, matalauva y  romero, el verde de la vid o de los pinos, la pureza del blanco de la flor del almendro, plata como el reflejo de la luna en el agua, como el apasionado fuego, como la luz en primavera, a noche de calor, cuando no podemos coger el sueño,  como una playa a la que iremos con la manta al cos y el cabaset, una corona que sepa a tardes de mona, rompiéndole en la frente el huevo, a almendras garrapiñadas, a coca de mollitas, a barquillos, con su ruleta en la tapa, del barquillero, a los cucuruchos con agua de las chufas, a berlina, a bartolo y a manzana forrada de caramelo, a chambi, aigua sivá, a fondillón y a paloma, a horchata mojando rollitos morenos, a paseo por la Explanada, a mediodía de Hogueras, a noche de veraneo. No olvidemos que estamos en Alicante, que será ¡y bendita sea la hora! en ocho días la sucursal del cielo.

 

¡Cien años Virgen de los Dolores orgullosa  de tu origen! ¡Orgullosa de tu casa, de tus hijos, de la tierra en la que vives y en la que estás cada día más presente.

 

Sal a decirle a tu Ciudad que su alma es la tuya, que su luz le da el blanco a tu saya  y el eterno mediodía, el brillo a tu corona. Que del oro fino de la arena se tejen los bordados de tu manto,  que tu fajín es una playa mínima que te ciñe la cintura. Y que en tu cabeza las estrellas se elegirán una a una en una noche de octubre en la que hará magia la luna.

 

Tú que siempre quisiste tener

Un Palio del color del cielo,

y entonces puso su color el mar

y  alas, a las bambalinas, el viento

vino el rocío y se derramó en tu cara

y el tul cubrió de nubes tu velo

hecha en la cresta de las olas

la blonda de encaje de tu pañuelo

y las estrellas, una por una,cayeron

para posarse en tu Corona

recitando  las cuatro letras

que tiene la palabra beso.

 

En tu honor rompe una marcha

que te ha compuesto Abel Moreno

Virgen de los Dolores Coronada

te mecen tus costaleros

mientras  un revuelo de palomas

se queda en tu manto preso

 

Tu que siempre quisiste tener

un palio color del Cielo

y Alicante corriendo te puso

Alicante te puso corriendo

en un día de primavera

el azul del firmamento

 

Espero Virgen de los Dolores que te haya gustado, si no hubiera estado en este atril, habría sido lo mismo que lo que te digo cuando te rezo, y lo he dicho en voz alta, sin rubor,  desnudándome por dentro con la pasión por bandera, y dejandome el corazón en el empeño ¡como haría cualquier hijo, si tuviera que dedicarle a su Madre un beso! El tiempo me dice que hicimos bien en querernos. Tu corona nos da la vida. Hay que luchar por los sueños.

 

Que cante la Villa Vieja,

que vibre Alicante entero,

en sus calles y en sus plazas,

en sus luces y misterios.

En el púlpito  de Santa Bárbara

en  la bocana del Puerto

 

 

desde San Juan a Tabarca,

de Santa Cruz a Luceros

Del Saladar a La Huerta

De Raval al Barrio Viejo

Del Benacantil a la Gloria,

De Santa María al Cielo,

 

Con la Santa Faz y la Virgen del Remedio

Alicantinos proclamad conmigo, 

decidle a los cuatro vientos:

¡Qué viva la Virgen de los Dolores!

¡Qué viva la Virgen de los Dolores!

 coronada por su pueblo!

 

 

Ahí quedó.